El control y la evaluación del servicio de seguridad que prestan las fuerzas policiales está íntimamente imbricado con la legitimidad del Estado. Desde el punto de vista institucional merece considerarse que el Estado – como condensación institucional – se legitima en primer lugar mediante el comportamiento de los dispositivos estatales y su cuerpo de funcionarios conforme a un sistema de valores acerca de como debe regirse la administración publica en un Estado social y democrático de derecho. En un nivel más específico, la legitimidad de todo Estado concreto se vincula con su rendimiento en la producción de políticas, servicios y bienes públicos que respondan a criterios de evaluación de lo publico socialmente aceptado. Los mecanismos de control estatal, tanto internos como externos, surgieron históricamente con el cometido de alcanzar la legitimidad del accionar estatal conforme a ambos conjuntos de criterios. Así, los mecanismos de control de las fuerzas de seguridad contemporáneas constituyen un tipo especifico de mecanismos de control que deben considerarse, en el plano del diseño institucional, atendiendo tanto los aspectos comunes con el resto de la Administración Pública, como las particularidades que se siguen de la labor policial.
Los mecanismos de control internos constituyen instancias importantes de defensa contra la corrupción y el abuso policial, cuya existencia y funcionamiento son una expresión de la importancia y la voluntad de la propia fuerza para responsabilizar y sancionar a su personal por comportamientos negativos o incidentes de abuso. En líneas generales, estos dispositivos regulan y orientan las actividades cotidianas de la institución, tratan casos particulares de abuso, y pueden colaborar en el análisis y transformación de procedimientos y sistemas de administrativos y reguladores para mejorar el desempeño, eficacia y capacidad policial en un marco ético. Estos mecanismos tales como las Oficinas de Asuntos Internos, Inspección General u Oficina de Responsabilidad Profesional, nacen por recomendación de la Comisión McCone a consecuencia de la violencia ejercida por los cuerpos de la Policía de los Ángeles (EEUU), en la década de los años 60. Históricamente reconocidas como Fuerzas de seguridad violentas, la existencia de mecanismos de control interno en las fuerzas policiales latinoamericanas es mas reciente. Los heterogéneos y relativamente recientes procesos de reforma policial en la región, principalmente desde las transiciones democráticas, han tendido a crear diferentes oficinas de control abocadas a la investigación y sanción de las faltas cometidas por el personal. Bayley observa que “una de las características distintivas de las fuerzas policiales democráticas en su capacidad de rendir cuenta ante múltiples grupos a través de varios mecanismos”. Adicionalmente, en las democracias desarrolladas diversos agentes de la sociedad observan y supervisan el quehacer policial por medio de los controles externos: las autoridades electas, la justicia (penal, administrativa y civil), las Defensorías del Pueblo, los medios de comunicación, y las Organizaciones de la Sociedad Civil.
No obstante, los esquemas de controles no se agotan en el control institucional y en la observancia del cumplimiento del estado de derecho por parte de las fuerzas policiales. Como ya dijimos, para alcanzar la legitimidad del Estado, también se requiere una legitimidad por rendimientos, en donde las policías puedan dar cuenta de los resultados y la calidad del servicio que brinda la institución. Ya no solo es importante saber qué hace la policía, sino también como lo hace. Con este fin, la literatura comparada ha trabajado en el desarrollo de indicadores de la evaluación de la calidad del servicio policial, a través de un abanico importante de indicadores que pretenden medir calidad del servicio que prestan las fuerzas, y lograr de ese modo la legitimidad de rendimiento. Finalizando, es importante remarcar que, en Argentina, poco se habla de la calidad del servicio que brinda la policía en sociedad. Tampoco existen espacios para debatir sobre el tema en cuestión. Las autoridades gubernamentales tampoco tienen presente esta necesidad en sus agendas. Todo se copia de afuera y se descuida nuestra historia cultural como argentinos.
Bibliografía
- O’ Donell, G. Disonancias. Críticas democráticas a la democracia, Buenos Aires, Prometeo, 2007. (capítulos IV, V, VI).
- Bayley, D. “Police Function, Structure, and Control in Western Europe and North America: Comparative and Historical Studies”, Crime and Justice, Vol.1. (1979), pp.109 – 143.