¿La “nueva normalidad” como “nueva esencialidad”? COVID-19. Desde la perspectiva de la Seguridad Ciudadana

Este breve escrito explora los nuevos desafíos de las políticas que han surgido como resultado de la pandemia de COVID-19. La nueva normalidad debería reconocer la nueva esencialidad, en cuanto a trabajo y a sectores.

Tanto el cine como la televisión nos enseñaron que los enemigos son enormes, monstruosos, de otro planeta o de un mundo paralelo, de los cuales hay que luchar o huir. Hoy los noticieros dan cuenta de la presencia de un enemigo, microscópico, invisible, que ataca a cualquier ser humano, sin importar el color de piel, estatura o creencia religiosa. Se llama COVID-19. Pero ¿dónde vive? ¿Cómo ataca? ¿A quiénes? El COVID-19 forma parte de la familia de los coronavirus, una variación de los virus causantes de las enfermedades conocidas como SARS y como MERS, cuyo escenario fueron Asia y Europa hace algunos años. Esta nueva cepa es altamente peligrosa y letal debido a los desórdenes pulmonares que provoca. Suele alojarse en órganos respiratorios humanos (en la parte alta de los pulmones) y en la garganta, lo que facilita contagiar con solo hablar con otra persona que no esté infectada, tal como lo manifiestan infectólogos y expertos de la ciencia en general.

Vemos, en los medios masivos de comunicación, a toda hora, noticias alarmantes que dan cuenta de que en todo el planeta los gobernantes están dando lucha contra el virus y que, en razón de ello, han aconsejado (en el caso de nuestro país, nos lo han ordenado) guardar una cuarentena. En realidad, esta no es una cuarentena en términos estrictos, sino ya hoy es solo una semana de aislamiento social con fines netamente preventivos. Esta orden gubernamental tuvo lugar el día 20 de marzo de 2020, normada por el DNU del Presidente Alberto Fernández. Todos los habitantes de la República Argentina debían acatar la orden de quedar en sus domicilios para evitar contagios. Desde entonces, la forma de saludarnos y de relacionarnos cambió. La forma de comprar y vender no fue la misma. Argentina (y el mundo) comenzaron a actuar distinto. Comenzamos a valorar nuevamente la vida, la salud, los oficios y los trabajos de otros. Comprendimos que cuidarse cada uno es también cuidar a otros miembros de la familia y de la sociedad. Aprendimos a valorar que todos los oficios y todas las profesiones son útiles, respetables, necesarias, nobles.

Podríamos pensar que esta situación nos convoca a reflexionar cómo estamos viviendo, trabajando; cómo es nuestra vida en esa casa que habitamos u ocupamos. ¿Hay temor al aburrimiento? En nuestra época parece que está prohibido aburrirse cuando, en realidad, esos momentos de no saber qué hacer son propicios para buscar, curiosear, inventar, indagar, estudiar, etc. La convivencia implica algo más que estar juntos en los mismos lugares: implica otros modos de estar, de compartir, de escuchar,de encontrarse de otras maneras.

Esta es una situación social imprevista, y muy arrasadora. No usemos nuestros vínculos más cercanos para volcar todas las preocupaciones, ansiedades que produce una catástrofe de este tipo. Puede ser que algunos conflictos se activen o se reactiven con los más cercanos. Es un momento propicio para crear lazos, valorar nuestros afectos y los que podemos dar.Hay muchas maneras de hacerlo, y también muchos modos de conectarse. Finalmente, pienso que lo mejor es no aislarse en el aislamiento, sino usarlo para buscar otras maneras de estar con otros de la forma permitida, para fortalecer lazos y para tener una mirada distinta de la vida en este planeta.

Reflexiones: Lic. Ortigoza Adrián

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