Introducción
Se puede discernir qué hay detrás de los discursos políticos en la era digital? ¿Es posible navegar por este laberinto de infodemia y posverdad para encontrar una base sólida sobre la cual construir nuestras opiniones políticas?
En un mundo inundado de información, donde la comunicación se propaga a velocidades vertiginosas y las fronteras entre lo real y lo virtual se difuminan, surge una pregunta crucial y resulta transversal en este trabajo: ¿qué hay detrás de la política en la era de la información? En este contexto, la infodemia y la posverdad se erigen como desafíos que amenazan la credibilidad de las instituciones, la confianza en los procesos democráticos y la búsqueda de la verdad como base del debate público.
La infodemia, como la fusión de las palabras información y epidemia es la situación en la que hay un aumento abrupto de información sobre un tema en particular. Sin embargo, puede abundar información falsa o engañosa, que lleva a mermar la confianza en las autoridades gubernamentales (Alfonso y Fernández 2020; Matta, Sarmiento y Pérez, 2021). Esta sobrecarga informativa, amplificada por el auge de las redes sociales, crea un caldo de cultivo para la posverdad, donde las emociones y las creencias personales prevalecen sobre la evidencia y la racionalidad.
En el ámbito político, la infodemia y la posverdad se convierten en herramientas para manipular la opinión pública, erosionar la confianza en las instituciones y sembrar la discordia social. Es importante tener presente que la posverdad va más allá de la simple mentira. Se trata de una distorsión intencional de la verdad mediante la propagación de información falsa o engañosa, con el propósito de manipular la percepción pública y promover una agenda específica, un fenómeno donde los hechos objetivos tienen menos influencia en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y las creencias personales (Calvo y Aruguete, 2020). Noticias falsas, discursos incendiarios y campañas de desinformación se utilizan para deslegitimar a oponentes, desestabilizar gobiernos y promover agendas particulares.
Ante este panorama, surge la necesidad de repensar el papel de la verdad en la política y desarrollar estrategias para combatir la infodemia y la posverdad. La alfabetización mediática, el periodismo responsable, la transparencia informativa y la educación crítica son elementos clave para fortalecer la ciudadanía y construir una sociedad informada y comprometida con la verdad.
Este artículo se propone analizar el impacto de la infodemia y la posverdad en la política de la información, con base en los conceptos de Arendt y Rorty, y con ello identificar sus principales características y estrategias de propagación, y aproximarnos a las posibles soluciones para enfrentar este desafío en la era de la información. Y hablar de inseguridad no es la excepción.
La verdad ¿absoluta? en la política
La verdad en la política ha sido debatida durante siglos. Sin embargo, en la era de la información y la posverdad, este tema ha adquirido una nueva urgencia. En un mundo donde se confunden información y desinformación, es crucial discernir la verdad de la mentira. Richard Rorty, filósofo estadounidense del siglo XX, ofrece una perspectiva pragmática sobre la verdad. Rorty critica la noción tradicional de verdad absoluta y universal, argumentando que la verdad no se descubre, sino que se crea a través de nuestras prácticas y conversaciones (Rorty, 2000).
Este enfoque pragmático de la verdad es especialmente relevante en el contexto de la posverdad, donde las opiniones y emociones frecuentemente superan a los hechos objetivos. En lugar de buscar una verdad absoluta e inmutable, debemos evaluar la información de manera crítica y contextualizada, considerando las fuentes, intenciones y consecuencias de las afirmaciones. Las ideas de Rorty nos invitan a repensar la forma en que participamos en el debate público y en la toma de decisiones políticas, promoviendo la discusión y el diálogo para encontrar soluciones consensuadas. La ironía y la solidaridad, propuestas por Rorty, son herramientas valiosas para navegar en un mundo donde la verdad se construye socialmente, bien lo dice el texto “se crea, por medio de la reflexión” (Rorty, 1991, p. 18).
En este contexto, la infodemia y la posverdad presentan desafíos significativos para la construcción social de la verdad. La infodemia, como exceso de información, dificulta la distinción entre hechos y falsedades, mientras que la posverdad manipula deliberadamente la información para crear una realidad falsa. En un entorno saturado de información, el relativismo cultural de Rorty subraya la importancia de entender y respetar las diversas perspectivas sin imponer una moralidad única.
Hannah Arendt también ofrece una perspectiva crucial sobre la verdad en la política. Para Arendt, la verdad es fundamental para la democracia, buscada a través del diálogo y la deliberación entre ciudadanos libres e iguales (Arendt, 1993). Sin embargo, la posverdad y la infodemia erosionan la confianza en las instituciones y polarizan el debate público. Arendt nos invita a fomentar el pensamiento crítico, recuperar la confianza en las instituciones y promover el diálogo constructivo. En definitiva, bien lo expresa la autora, la verdad no triunfa por ser la verdad, sino por el hecho de que las personas que la defienden están dispuestas a sufrir por ella (Arendt, 1933).
Definitivamente, las reflexiones de Rorty y Arendt nos ayudan a comprender y enfrentar los desafíos de la posverdad y la infodemia. Debemos desarrollar nuestro pensamiento crítico, evaluar las fuentes de información y participar activamente en el debate público. Solo así podremos construir una sociedad más justa, informada y participativa, defendiendo la verdad y fortaleciendo la democracia. “finalmente habremos comprendido lo que lo que había de verdad en la idea romántica de que la verdad es algo que se hace más que algo que algo que se encuentra” (Rorty, 1991, p.27)
El aumento de la polarización política
La polarización política surge de la percepción, deliberada o no, de que en el ámbito de los intereses públicos o colectivos existen únicamente dos puntos de vista opuestos, situados en extremos diametralmente opuestos. Esta visión dualista implica que solo es posible enfocar uno de estos puntos a la vez, definiendo así el panorama completo según una perspectiva singular (Silva, 2004). La polarización política, como señala Silva, se basa en una visión dualista que simplifica el espectro de opiniones a dos extremos irreconciliables. Esta percepción limita el debate y promueve la desinformación, características de la era de la posverdad e infodemia. En este contexto, la verdad en política se distorsiona, dificultando el diálogo constructivo y el consenso. Combatir la polarización requiere fomentar el pensamiento crítico y la evaluación rigurosa de la información para contrarrestar la manipulación deliberada y la sobrecarga informativa.
Desde la perspectiva teórica, Richard Rorty cuestiona la existencia de una verdad única e inmutable, proponiendo un concepto contextual y dependiente de la perspectiva. Por otro lado, Hannah Arendt sugiere que la verdad consensuada surge del diálogo y la deliberación a través del debate abierto. A primera vista, estas ideas podrían parecer contradictorias: ¿cómo puede una verdad no absoluta ser consensuada? Sin embargo, estos conceptos son complementarios y pueden ayudarnos a comprender mejor la naturaleza de la verdad en un mundo complejo y diverso.
Rorty argumenta que la verdad no es algo que se descubre, sino que se construye socialmente a través de la interacción y el intercambio de ideas. Esta visión no niega la existencia de la verdad, sino que rechaza la idea de una única verdad absoluta. En cambio, la verdad consensuada, según Arendt, no implica que todas las verdades sean válidas; el consenso se alcanza mediante un proceso deliberativo racional y justo, en el que todas las voces son escuchadas y consideradas.
En este sentido, la verdad no absoluta y la verdad consensuada están en una relación dialéctica. La noción de que la verdad no es absoluta nos abre a la posibilidad de considerar diferentes perspectivas y buscar puntos en común. La verdad consensuada permite llegar a acuerdos sobre lo que consideramos verdadero mediante un proceso democrático y participativo.
En la era digital, la polarización política se ha intensificado, amplificada por la posverdad y la infodemia. La posverdad como distorsión deliberada de la verdad, mientras que la infodemia es el exceso de información replicada como una epidemia, pero que esa información muchas veces contradictoria y falsa, que dificulta distinguir entre hechos y falsedades. Estos fenómenos erosionan la confianza en las instituciones y polarizan el debate público.
La verdad, en las ópticas de Arendt y Rorty, se convierte en un elemento fundamental para comprender y abordar la polarización política. La posverdad y la infodemia dificultan el acceso a la verdad y socaban o cuanto menos erosionan la confianza en las organizaciones, en las instituciones y en la ciencia. Fomentar el pensamiento crítico, recuperar la confianza en las instituciones y promover el diálogo constructivo son claves para combatir la polarización política y construir una sociedad más justa, informada y democrática.
Desde la pandemia por Covid-19 hasta estos días, se ha exacerbado (a causa de un mayor uso de la tecnología) las divisiones políticas, aumentando el discurso de odio y el extremismo con base en la infodemia y la posverdad. Para enfrentar estos desafíos, debemos fomentar una cultura del diálogo y la deliberación abierta, desarrollando habilidades de pensamiento crítico para discernir entre hechos y opiniones. Los enfoques de Rorty y Arendt nos ofrecen bases para pensar críticamente sobre la verdad y desarrollar estrategias para abordar los desafíos de la posverdad y la polarización en la era digital. En este contexto, la responsabilidad de defender la verdad recae en todos los ciudadanos, quienes deben evaluar las fuentes de información y participar activamente en el debate público para construir una sociedad más justa y participativa.
La intersección entre la verdad, la política, la posverdad y la infodemia es un tema de gran relevancia en el contexto actual de creciente polarización política. Al analizar estos conceptos a través de las lentes de autores como Richard Rorty y Hannah Arendt, podemos obtener una comprensión más profunda de los desafíos que enfrentamos y explorar posibles vías para superarlos.
En «El pragmatismo, una versión», Rorty sostiene que la verdad no es una correspondencia objetiva con una realidad trascendente, sino más bien una herramienta que utilizamos para resolver problemas y coordinar nuestras acciones. La verdad, según Rorty, es contingente y está vinculada a nuestras prácticas sociales y culturales.
En este sentido, la posverdad y la infodemia representan una amenaza directa a la posibilidad de construir un consenso basado en la verdad, ya que socavan la confianza en las instituciones y en los expertos. Al relativizar la verdad y promover narrativas alternativas, la posverdad dificulta la construcción de una opinión pública informada y racional.
Para Hannah Arendt, en «Verdad y Política», el espacio público es el lugar donde los seres humanos ejercen su capacidad de actuar y juzgar. En este espacio, la verdad emerge a través del diálogo y la deliberación. Sin embargo, la posverdad y la infodemia amenazan y manipulan la existencia misma del espacio público que aduce Arendt, al fragmentar la opinión pública y polarizar a la sociedad y esto es el caldo de cultivo para la polarización política. Esta, alimentada por la posverdad y la infodemia, dificulta la construcción de un consenso sobre los hechos y los valores, lo que a su vez socava la legitimidad de las instituciones democráticas. De traducción propia y parafraseando a la autora podemos afirmar que la verdad no triunfa por ser la verdad, sino por el hecho de que las personas que la defienden están dispuestas a sufrir por ella (Arendt, 1993).
Desde la perspectiva de Rorty y Arendt, la polarización política puede entenderse como un resultado de la crisis de la verdad y la erosión del espacio público. Al relativizar la verdad y polarizar la opinión pública, la posverdad y la infodemia dificultan la posibilidad de alcanzar acuerdos y construir una sociedad más justa y equitativa.
Democracia, infodemia y posverdad
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la democracia en un entorno caracterizado por la polarización y la desinformación?
La intersección entre la verdad, la política, la posverdad, la infodemia y la democracia es un tema de gran complejidad y relevancia en el mundo contemporáneo. Al analizar estos conceptos a través de las teorías propuestas por Rorty y Arendt, podemos obtener una comprensión más profunda de los desafíos que enfrenta la democracia en un contexto de creciente polarización. La verdad no es una entidad fija y objetiva, sino una construcción social que depende de las prácticas y las creencias de una comunidad, como yo lo dijimos previamente. La verdad, a la que tanto hemos aludido a lo largo del seminario, es contingente y está vinculada a nuestros intereses y proyectos. En este sentido, la democracia se concibe como un espacio de negociación y consenso en torno a verdades contingentes.
Arendt, por su parte, en «Verdad y Política», especifica diversos tipos de verdad: histórica, trivial, psicológica, paradójica, filosófica, entre otras. No existe una única verdad, sino verdades relativas a contextos específicos. Los adjetivos que Arendt atribuye a la verdad la transforman en un concepto complejo y sofisticado. En «Los orígenes del totalitarismo», Arendt argumenta que las imágenes y la retórica política distorsionan la verdad, reconfigurando nuestra comprensión común de ella. En política, se escucha frecuentemente frases como «la verdad del asunto es…» o «solo digo la verdad», indicando que la verdad siempre se expresa en términos de proximidad y distancia.
En el contexto actual de la posverdad y la infodemia, la distorsión de la verdad se intensifica. La posverdad manipula las emociones y las opiniones, mientras que la infodemia, el exceso de información, dificulta distinguir entre hechos y falsedades y esto no es una cuestión menor cuando quienes delegan responsabilidades en sus representantes, lo hacen suponiendo que la verdad es “lo cierto e inamovible”. Sin embargo, la modernidad nos ha enseñado a ser escépticos y cínicos, erosionando nuestra confianza en la capacidad de dar sentido a nuestras experiencias. Esto perjudica el entramado común de la realidad y nuestra comprensión del mundo compartido.
Arendt destaca la necesidad de una «verdad factual», basada en hechos y eventos, como fundamento de la memoria colectiva e historia. Estos hechos proporcionan una base común para compartir experiencias y construir una sociedad democrática. En tiempos de posverdad e infodemia, defender la verdad factual es crucial para preservar la integridad del debate público y la toma de decisiones informadas.
La polarización política, alimentada por la posverdad y la infodemia, profundiza un gran problema, esto es que dificulta la construcción de un consenso sobre los hechos y los valores, lo que a su vez socava la legitimidad de las instituciones democráticas.
La democracia, tradicionalmente concebida como un espacio de diálogo y deliberación pública, se encuentra hoy día sometida a una serie de desafíos sin precedentes. La proliferación de la desinformación y la polarización política, fenómenos íntimamente ligados a la era digital, erosionan los fundamentos mismos de la vida democrática. Para comprender la magnitud de estos desafíos, es útil releer las ideas de Rorty y Arendt.
No perdamos de vista que Rorty, en su obra «Contingencia, ironía y solidaridad», afirma que «la verdad es lo que nos sirve para resolver problemas y para llevar a cabo nuestros proyectos». En este sentido, la posverdad y la infodemia representan una amenaza directa a la posibilidad de construir una sociedad basada en el consenso, ya que socavan la confianza en las instituciones y en los expertos.
Por su parte, Arendt, en «La condición humana», destaca la importancia de la acción y del juicio en la vida política. La acción, para Arendt, es lo que nos distingue de los animales y nos permite construir un mundo común. Sin embargo, la acción solo es posible en un espacio público donde las personas puedan expresar sus opiniones y escuchar las de los demás. Aquí vale un paréntesis para reflexionar sobre la opinión pública y vale la pena hacerlo en términos de los conceptos de Arendt, pues ella deja en claro que la opinión pública es la opinión de aquellos que no están directamente involucrados en los asuntos públicos, pero que, sin embargo, tienen la capacidad de influir en ellos (Arendt, 1993). La infodemia y la polarización política fragmentan este espacio público, dificultando el ejercicio del juicio y la posibilidad de alcanzar acuerdos.
Para concluir esta parte, diremos que los principales desafíos que enfrenta la democracia es la erosión de la verdad, la posverdad y la infodemia socavan la confianza en las instituciones y en los expertos, lo que dificulta la construcción de un consenso sobre los hechos y los valores. Como afirma Rorty, «la verdad es lo que nos sirve para resolver problemas», pero si no podemos acordar sobre lo que es verdad, se vuelve imposible encontrar soluciones a los problemas comunes.
La polarización política impide el diálogo y la deliberación, ya que las personas tienden a encerrarse en sus propias burbujas informativas y a rechazar cualquier punto de vista que desafíe sus creencias preexistentes. Esta polarización dificulta la formación de una opinión pública racional y comprometida.
La desinformación y las campañas de desprestigio se utilizan para manipular la opinión pública y socavar la democracia. Como señala Arendt, «la opinión pública es la opinión de aquellos que no están directamente involucrados en los asuntos públicos, pero que, sin embargo, tienen la capacidad de influir en ellos». La manipulación de la opinión pública amenaza esta capacidad de influencia.
Para enfrentar estos desafíos, es necesario fortalecer las instituciones democráticas, promover la educación mediática y fomentar el pensamiento crítico. Además, es fundamental reconstruir el espacio público como un lugar de diálogo y debate, donde las personas puedan escuchar y ser escuchadas, y donde la verdad pueda emerger a través de la confrontación de ideas.
En palabras de Arendt: «La verdad no triunfa por ser la verdad, sino por el hecho de que las personas que la defienden están dispuestas a sufrir por ella». En un mundo cada vez más complejo y polarizado, defender la verdad y la democracia requiere un compromiso constante y una voluntad férrea de resistir la manipulación y la desinformación.
Reflexión final
La política en la era de la información está marcada por desafíos múltiples, diversos y significativos, principalmente debido a la infodemia y la posverdad que nublan la posibilidad de decisiones acertadas, que erosionan la confianza en las instituciones y en las organizaciones y distorsionan el debate público, lo que parece ser no es o no existe. Las perspectivas de Richard Rorty y Hannah Arendt son cruciales para reflexionar, reconceptualizar, entender y abordar estos retos.
Primero, la erosión de la verdad en la actualidad se convierte en un problema fundamental. La verdad no es una entidad fija y objetiva, sino una construcción social, lo que complica la distinción entre hechos y falsedades en un entorno saturado de información.
Segundo, la polarización como habitualidad política es otro desafío. La percepción dualista en la política simplifica el espectro de opiniones a dos extremos irreconciliables, dificultando el diálogo constructivo y el consenso, donde la pasión como motor de las decisiones en un contexto ilusorio ganan a todo intento de raciocinio.
Tercero, la desconfianza en las instituciones y en las organizaciones se incrementa. La infodemia y la posverdad convierten en una banalidad la legitimidad de las instituciones democráticas, esto trae como consecuencia un aumento la desconfianza pública.
Cuarto, se destaca la importancia del pensamiento crítico, como posibilidad de salvoconducto. Promover una concienzuda alfabetización mediática y el pensamiento crítico es esencial para fortalecer la ciudadanía y contrarrestar la manipulación informativa.
Finalmente, es crucial reforzar el espacio público. Reconstruirlo como un lugar de diálogo y debate, donde la verdad pueda emerger a través de la confrontación de ideas, es fundamental para la integridad del debate público y la toma de decisiones informadas. Defender la verdad factual y fomentar la deliberación abierta son claves para construir una sociedad democrática y participativa.
Referencias Bibliográficas:
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- Arendt, H. (1993). Truth and Politics. En Between Past and Future. Nueva York: Penguin Group.
- Calvo, E. y Aruguete, N. (2020). Fake news, trolls y otros encantos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
- Matta, N, Sarmiento Salazar, F. y Pérez Anaya, O. (2021). Infodemia, la otra pandemia: Conceptos y definiciones. Acta Biol Colomb, 26(3), 475-476.
- Silva, C., (2004). Dos veces otro: polarización política y alteridad. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, 10(2),129-136. [fecha de Consulta 1 de Agosto de 2024]. ISSN: 1315-6411. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17710209
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- Rorty, R. (2000). El pragmatismo, una versión. Buenos Aires: Ariel.