Introducción
Este trabajo es una aproximación a los modos a los que se adopta el lenguaje carcelario, se intenta desarrollar algunos conceptos a la luz de las concepciones de distintos de autores estudiados en la cursada, partiendo de la diferenciación de definiciones tales como; jerga y argot.
Es necesario ceñirnos a las definiciones aceptadas por la Real Academia Española en materia de lenguaje, es un estilo y modo de hablar y escribir de cada persona en particular. De igual modo en lo que refiere a “jerga” mantiene que es un lenguaje especial y no formal que usan entre si los individuos de ciertas profesiones y oficios; mientras que el argot es una modalidad lingüística especial de un determinado grupo social o profesional que sus hablantes solo usan en cuantos miembros de ese grupo.
En este marco la pregunta que guiara este trabajo serán esos hábitos de comunicar que se llevan a cabo dentro de estas instalaciones, específicamente entre estos dos actores: guardia cárceles y presos, intentando describir ese gran impacto que produjo en el “imaginario colectivo popular” esta serie televisiva argentina.
El lenguaje es factor de identidad de tal forma que se teje con el pasado y desde este punto se mira hacia un futuro, se trata de compartir códigos, vivenciar vínculos y trascender de alguna manera las imposiciones institucionales y sociales. Es entonces, el lenguaje un vehículo para preservar la libertad de pensamiento pese a las murallas del encierro. Es esta la justificación que direcciona este trabajo, pues las jergas y el argot son partes indiscutibles de la forma de relacionarse en el interior de la cárcel.
Resumen sobre la serie elegida
El clima carcelario argentino es uno de los fuertes en la filmografía del conocido guionista y director de cine y televisión. Creador junto al productor, guionista y actor argentino, Sebastián Ortega. Este cineasta volvió a sorprender con un denso escenario bajo la dirección de Luis Ortega, en el arranque de esta serie en 2016. La trama está compuesta por varios personajes, Mario, detenido (hermano mayor y líder del pabellón ) y Diosito (el menor) son los hermanos Borges, papel que interpretan los actores, Claudio Rissi, y Nicolás Furtado que a su vez, florecen liderando una banda compuesta por presos y guardia cárceles y como si esto fuera poco, se encuentran envuelto constantemente en una puja de poder con el Sapo Quiroga (Roly Serrano), personaje que además visibiliza un amplio prontuario en su haber criminal, que revela un enorme poder sobre el director del mismo penal, con quien organiza y realiza negocios sucios que tienen lugar en el espacio prisión. Y han llegado a tal punto de impunidad estos hermanos que se pueden dar el lujo de tener secuestrada a la hija de un juez federal en la misma institución. El actor Juan Minujin, representa a un ex policía que se infiltra en este entramado carcelario, con una identidad falsa, como herramienta para poder descubrir a los secuestradores y encontrar a la hija del juez. Pastor, (tal su nombre falso), se integra a los hermanos Borges, quienes tienen secuestrada a la chica en la propia cárcel, logrando rescatarla. Pero esto no termina acá, Pastor es traicionado por aquellos mismos que le encargaron esa misión y solo huyendo de la cárcel podía salvarse de la mafia de la prisión. Pero su vida queda marcada y fuera de la ley.
Los Borges continúan dando lucha al interior carcelario, mediante venganzas varias y motines sangrientos, estos se apoderan del control de la prisión, tanto es que su poder se afianza, que parecen tenerlo todo. Y hasta llegan a aliarse con el corrupto director Sergio Antin,(el gran actor Gerardo Romano), quien le encarga proteger al hermano de un empresario, que ingresaría como un nuevo recluso, algo de todo esto no saldría muy bien, que se abrirían nuevos frentes con reos de otros establecimientos de máxima seguridad.
Lenguaje e identidad cultural
Si hablamos de identidad pensamos en quiénes somos, dónde estamos y en qué contexto nos referimos a las cosas, es así que la identidad nos define como individuos y prácticamente como grupo al que sentimos que pertenecemos. Es así que acudimos a la oralidad para hacer eficaz y eficiente la representación de los sectores más populares Mijaíl Bajtin1, que el lenguaje popular no reconoce protocolos ni se atiene a ellos, negando el respeto a las autoridades y a las instituciones oficiales. Esto ocurre en la cárcel de San Onofre, en donde la oralidad popular concede a la representación una transparencia mayor en términos de efecto de realidad y al mismo tiempo en la práctica, permite definir el lenguaje que hace a la identidad de los internos como lo anti- higiénico e ilegitimo de los mismos. Pierre Bourdie (2012), sostiene, existe un lenguaje legítimo al cual todos debemos adaptarnos. En relación a esto se genera un acto de confrontación con ese lenguaje estético legítimo e ilegitimo es así que estos internos hablan una jerga de profunda identidad, que va desde hacer chistes hasta acordar códigos de privacidad. Martin Rojo (1988), afirma generalmente que el argot carcelario a menudo posee un valor de lengua secreta o críptica, debido al carácter secreto o marginal del grupo que lo usa. Una vez y otra, lo que estamos viendo en realidad es la destrucción activa de determinadas maneras de vivir y su transformación en algo nuevo. Por este sentido de creatividad es que logran generar nuevas palabras y expresiones que reafirman su sentido cultural con esta forma de comunicación como respuesta a la exclusión social a la que se les ha sometido. El lenguaje carcelario se crea a través de la resemantización de significantes ya existentes en el español estándar, es decir, con la creación de nuevos significados para palabras que se encuentran en el Diccionario de la Real Academia Española; de la revitalización de voces es decir, se le aporta fuerza vida y movimiento a esas voces que habían caído en desuso en algunos casos, además de la creación de neologismos y la incorporación léxica de voces de otras lenguas y otros argots.
En la actualidad, el lenguaje carcelario es una mezcla de palabras que va del lunfardo tanguero a la cumbia villera. Daniel Miguez (2008) sostiene que desde la transición hacia el capitalismo agrario y luego en la formación y evolución del capitalismo mismo hay una lucha más o menos perenne en torno a la cultura del pueblo trabajador, las clases obreras y los pobres. Es así que no habla igual un ladrón de sesenta años que otro de veinte. Este lenguaje no es un léxico de ladrones exclusivamente sino de reos. El lenguaje tiene que ver con los secretos carcelarios y es cierta esa creencia de que los presos van cambiando las palabras todo el tiempo para despistar a los penitenciarios. Muchas palabras han cambiado puerta adentro de la cárcel, ya no se usa términos como “ranchadas2” ahora se dice “familia” y como manifestación al hacinamiento y la superpoblación que existe en los penales argentinos, cobra sentido en la serie el término “villa” aparece visibilizado mediante el armado de carpas en el patio de la cárcel, como encontrando un espacio digno al entendimiento de los internos, rememorando su vida, su infancia y anhelando esa libertad que no tienen. La serie denota un trasfondo machista, lo cual tiene lógica en tanto se trata de una cárcel de varones, por lo cual todo lo que sea inherente al sexo femenino es de segunda categoría; entonces el termino recurrente “novia” usado en varias escenas ilustra esa desigualdad. Y no solo con ese término sino también con otros asociados a lo femenino. Podemos decir entonces que el lenguaje de los internos de San Onofre se va penetrando entre todos los individuos de tal forma que todos pueden decodificar la lengua aun cuando hay en el grupo extranjeros como ser, el caso concreto del personaje alias el colombiano papel interpretado por el actor Daniel Pacheco Bautista. Por ello consideramos importante en la relación guardiacárceles y reos, tener un somero conocimiento de su lenguaje. Martin Rojo (1988) sostiene que los estudios tradicionales sobre las llamadas lenguas especiales, el argot juvenil, la jerga de los delincuentes, etc., siempre destacaron la presencia de dos fenómenos lingüísticos. Por un lado, la propensión a la deformación de la lengua común, es decir, el gusto por el cambio y la innovación, y por otro, la tendencia a la proliferación a la sobrecarga.
La violencia por medio de la oralidad
Este tipo de violencia consigue hace mella en los personajes (y en los espectadores) a través de los doble sentidos, un variedad inusitada de amenazas, insultos, descalificaciones que están a la orden del día y palabras humillantes e hirientes. El Marginal presenta constantemente aspectos de violencia verbal teniendo como todas las relaciones entre sus personajes que conjugan una trama atractiva de por sí porque dan sustento a las escenas. Esas relaciones se dan entre individuos y grupos, alguno de ellos enfrentados entre sí, en las relaciones de poder y en las familiares, donde también hay presencia de esto. La serie muestra en reiteradas ocasiones a los detenidos humillándose entre sí, como también a los superiores humillando a los presos, descalificándolos con palabras hirientes (por ejemplo ladilla, morcilla o sapo). También, podemos entender que la misma es utilizada y representada por diferentes motivos, tales como: las jerarquías en juego y las diferencias que se dan entre los presos del penal de “San Onofre”, además de las diferencias entre los penitenciarios, las relaciones de poder entre los funcionarios públicos, como reacción a diversas situaciones, como método de humillación y maltrato sobre el otro, y como respuesta a diferentes actos de represión. Un ejemplo muy ilustrativo para este trabajo es un diálogo desafiante entre Pastor y una banda oriental, en donde utiliza este recurso de la violencia verbal para humillarlos y obtener la rendición de ellos, tal vez una actitud más sumisa, y donde se observa una actitud muy violenta y humillante para con el otro todo de humillación y maltrato sobre el otro, y como respuesta a diferentes actos de represión. Entonces, podríamos suponer que la comunicación –al menos en la serie- no solo es simplemente un proceso en los que se ven implicados un emisor, un receptor, un mensaje, un referente y un canal valido en un contexto carcelario, sino que es también una “mediación” entre prácticas sociales y culturales (Martín Barbero, 1987) y con esta idea poder entender que la comunicación carcelaria (como cualquier otro ámbito) es un modo de producir vida, de reproducir circunstancias instaladas, propias de ese lugar y por tanto ese será el modo en los individuos se construyen a sí mismos y a sus relaciones. De allí que podamos suponer que cárcel y violencia tienen son un rizoma que se evidencia en la violencia física o verbal tan común al interior de los muros de las instituciones totales.
Conclusión
La serie el marginal exhibe un lenguaje delincuencial que proviene del mundo del castigo y por medio del él es posible articular y diseñar un constructo: la purga de la pena en San Onofre. Cuando el reo dice “villa” “novia” etc., no está pensando en la literalidad de la palabra, cuyo significado es propio de la cárcel sino que tiene otros trasfondos otras significaciones y múltiples meta – mensajes. Se trata de enfatizar la libertad perdida por medio del lenguaje atinando significados específicos para evitar la decodificación de los funcionarios penitenciarios.
De igual manera otro fenómeno en el contexto del lenguaje es la manera en que el personaje de Furtado enfatiza el dialogo con rasgos aniñados pasando por alto ciertas limitaciones que su mismo hermano mayor le impone, creando escenas de una conducta casi ridícula y caratulezca.
La serie refleja la realidad de las cárceles bonaerense superpoblada, como critica al sistema penitenciario argentino. Pese al exceso de violencia que roza la exageración donde queda en evidencia la vestimenta de los convictos los estereotipos sociales la estigmatización constante del pibe chorro y ni hablar de lo más importante de este trabajo: el lenguaje que va a fortalecer el morbo el fetichismo para los televidentes.
Bibliografía
- Bourdieu, Pierre (2012 [1988]): “El sentido estético como sentido de la distinción”, en La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Buenos Aires: Taurus. Pp. 63-71
- Martin Rojo, Luisa, (1988) Para una sociolingüística de la jerga delincuente, Tesis Doctoral, Universidad de Valladolid.
- Miguez, Daniel (2008), Delito y Cultura: los códigos de la ilegalidad en la juventud marginal urbana.- 1º ed. – Buenos Aires: Biblos.
- Martín Barbero, J. (1987) De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona: Gustavo Gilli.
- Real Academia Española. (s.f). Cultura. En Diccionario de la lengua española. Recuperado en 10 de febrero de 2019, de https://dle.rae.es/cultura?m=form
1Para “Mijaíl Bajtin, este tipo de funcionamiento le otorga a la palabra un estatuto de lo que él denomina bivocalidad; por lo consiguiente, el lenguaje posee –por lo menos- una doble orientación: hacia el discurso del poder y hacia el discurso ajeno”
2El término «ranchada» pertenece al argot delincuencial rioplatense (Argentina-Uruguay), y significa: grupo de delincuentes muy amigos o muy conocidos, muy utilizado en las cárceles.